lunes, 20 de septiembre de 2010

Ciberpragmática. Entre la compensación y el desconcierto


Alguien puede argumentar que, por ejemplo, el conocido test de Turing, en el que un ordenador parece ser capaz de entablar una conversación, demuestra una cierta habilidad pragmática del ordenador, hasta tal punto que algunas personas incluso desconocen que están conversando con una máquina (este desconocimiento, si ocurre en un número determinado de casos, conlleva la superación del test).

Pero no olvidemos que las condiciones y la temática de la conversación están controlados por el investigador y en ningún caso se observa en dichas conversaciones una capacidad real de, por ejemplo, ser irónico, bromear, aportar metáforas novedosas, usar hipérboles, etc.
Concluimos, por tanto, que la ausencia de avances significativos en la consecución de un ordenador claramente pragmático ha reducido, en parte, el interés de los investigadores y las previsiones de que dicha habilidad pragmática pueda conseguirse a corto o medio plazo. No obstante, el ordenador despierta un interés creciente en otros aspectos en los que los avances han sido, sin duda, vertiginosos. Dresner y Dascal (2001) los agrupan en cuatro áreas:
1. El ordenador como contenedor de información. El aumento en la capacidad de los discos duros permite un almacenamiento de todo tipo de información, desde galerías de imágenes hasta enciclopedias completas. Este aumento trae consigo un mayor abanico de posibilidades de interacción entre el usuario y el lector (por ejemplo, usar el ordenador para ver películas en formato DVD).
2. El ordenador como interfaz. El manejo del ordenador se ha visto facilitado por la mejora en la interfaz con el ordenador, cada vez más intuitiva y con una mejor combinación de texto e iconos.
3. El ordenador como manipulación de todo tipo de información. En la actualidad, los ordenadores manejan, en su peculiar lenguaje de unos y ceros, toda clase de información, desde los archivos musicales, a las imágenes, documentos de texto e incluso películas de vídeo.
4. El ordenador como entorno. Gracias al ordenador, podemos comunicarnos con otras personas que se encuentran en lugares distantes del planeta, usando para ello las diferentes opciones comunicativas que nos ofrece el ciberespacio virtual: correo electrónico, chat, páginas web, mensajes a los teléfonos móviles, etc. Nótese que ya no estamos hablando de avances en la comunicación del ser humano con el ordenador, sino de la comunicación que el ser humano establece con otras personas mediante el ordenador.
Siendo ésta última una comunicación entre seres humanos, el hecho de que dicha comunicación se establezca gracias a la mediación del ordenador no modifica la premisa inicial que subyace en toda actividad comunicativa humana, a saber, la búsqueda de información es una tendencia general del ser humano que está fuertemente enraizada en su propia biología.
 Francisco Yus

Para citar este artículo: Yus, Francisco, 2001, "Ciberpragmática. Entre la compensación y el desconcierto". Disponible en el ARCHIVO del Observatorio para la CiberSociedad en http://www.cibersociedad.net/archivo/articulo.php?art=42

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